El uso y abuso de las drogas, como las que conducen a los trastornos por consumo de cocaína, tienen altibajos según las modas sociales, los estados de ánimo y las sanciones. La cocaína reemplazó a las anfetaminas como el estimulante preferido en los años sesenta. La cocaína se deriva de las hojas de la planta de coca, un arbusto que da flores, perteneciente a la flora sudamericana.
La cocaína, como las anfetaminas, en dosis pequeñas aumenta la receptividad, genera euforia, incrementa la presión sanguínea y el pulso y causa insomnio y pérdida de apetito. La paranoia también es común en quienes abusan de esta sustancia. Al hacer que la frecuencia cardiaca sea más rápida e irregular puede acarrear consecencias fatales dependiendo de la condición física de la persona y la cantidad de droga que se ingiera.
CRITERIOS DIAGNÓSTICOS PARA LA INTOXICACIÓN POR COCAÍNA (DSM-IV)
A) Consumo reciente de cocaína.
B) Cambios psicológicos o comportamentales desadaptativos clínicamente significativos (por ejemplo euforia o embotamiento afectivos, cambios de la sociabilidad; hipervigilancia; sensibilidad interpersonal; ansiedad, tensión o cólera; comportamiento estereotipado; deterioro de la capacidad de juicio o de la actividad social o laboral) que se presentan durante o poco tiempo después del consumo de cocaína.
C) Dos o más de los siguientes signos, que aparecen durante o poco tiempo después del consumo de cocaína:
(1) Taquicardia o bradicardia.
(2) Dilatación pupilar.
(3) Aumento o disminución de la tensión arterial.
(4) Sudoración o escalofríos
(5) Náuseas o vómitos.
(6) Pérdida de peso demostrable.
(7) Agitación o retraso psicomotores.
(8) Debilidad muscular, depresión respiratoria, dolor en el pecho o arritmias cardíacas.
(9) Confusión, crisis comiciales, discinesias, distonías o coma.
D) Los síntomas no se deben a enfermedad médica ni se explican mejor por la presencia de otro trastorno mental.