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De acuerdo con el DSM - IV los trastornos de personalidad son "patrones de percepción, de relación y de pensamiento estables acerca del medio y de uno mismo" que "se manifiestan en una amplia gama de importantes contextos sociales y personales", y que "son inflexibles y desadaptativos, y ocasionan ya sea un deterioro funcional significativo o una angustia subjetiva"
Los trastornos de personalidad son crónicos: no vienen y van, sino que se originan en la infancia y continúan en la edad adulta.
Dado que afectan a la personalidad interfieren en todos los aspectos de la vida de la persona. Si un hombre, digamos, es desconfiado en exceso (signo de un posible trastorno de personalidad paranoide), tal rasgo afectará a casi todo lo que haga, incluído su trabajo, sus relaciones...
Quienes sufren trastornos de personalidad quizás no sientan angustia subjetiva alguna; en vez de ello, son los demás los que perciblen plenamente el desorden por las acciones de la persona afectada.
Estas personas, por desgracia, no suelen obtener grandes beneficios del tratamiento.
Existen varios tipos de trastornos de personalidad específicos:
- Trastornos del grupo A
- Trastorno de personalidad paranoide.
- Trastorno de personalidad esquizoide.
- Trastorno de personalidad esquizotípica.
- Trastornos del grupo B
- Trastorno de personalidad antisocial.
- Trastorno de personalidad limítrofe.
- Trastorno de personalidad histriónica.
- Trastorno de personalidad narcisista.
- Trastornos del grupo C
- Trastorno de personalidad por evitación.
- Trastorno de personalidad dependiente.
- Trastorno de personalidad obsesivo-compulsiva.
Estos tipos los podremos ver desarrollados en próximas entradas.
